Diario 19 de Septiembre de 2017
Lo primero que hicimos fue ver como el profesor tocaba con
el xilófono la canción de la alegría. Nos estuvo explicando tres reglas para
tocar el xilófono:
- Alternancia de baquetas: no podemos estar solo con una mano, cada nota debemos tocarla con una mano distinta.
- Igualar altura: mantener las baquetas de ambas manos en el mismo nivel.
- Evitar los cruces: solo en ocasiones son necesarios los cruces, pero no siempre, para ello mejor evitarlas y de esta forma no nos complicamos tanto.
Después nos estuvo explicando la dificultad que tiene la
enseñanza en espejo y nos realizó un ejemplo con el xilófono. Es difícil
situarte en el otro extremo del xilófono
y ser capaz de tocar la canción sin equivocarnos. Pero los profesores
deben superar la dificultad técnica, mientras que el alumno no se da cuenta de
esa dificultad. Por esta razón en las clases de danzas hay espejos, ya que
resulta más sencillo realizar el baile como lo quiere enseñar y que los alumnos
se fijen en el espejo. Además te permite ver a toda la clase y fijarte si se
está haciendo correctamente. Pero nosotros no tendremos espejos, y seguramente
no tengamos espacio para estar situándonos al lado del alumno y enseñarle, por
lo que tendremos que usar la enseñanza en espejo.
A continuación, realizamos una actividad, cada uno teníamos
que coger un xilófono y cuatro baquetas. Tendríamos que sacar la canción de la
alegría, solo sabiendo la nota por la que empieza “MI”.
Debíamos coger las baquetas como se nos había enseñado en
las clases anteriores, aunque solo fuéramos a tocar en dos (las interiores). Y
teniendo las reglas que nos había dicho al comenzar la clase. Alternando las
baquetas, tocando cada lámina con una baqueta, sin golpear las láminas como si
estuviéramos barriendo, sino golpeando en medio de la lámina con golpe de
muñeca, que así es como mejor suena.
Al principio costo un poco, sobre todo sacar las notas, una
vez que ya más o menos las teníamos, al practicar la canción había veces que
alguna baqueta todavía tocaba dos veces una nota y se me olvidaba la
alternancia de baquetas. Pero con la práctica se iba consiguiendo.
Después nos pusimos de dos en dos, y teníamos que realizar
la enseñanza en espejo de la canción. Es una experiencia interesante ponernos
en el otro punto de vista, pero resulta complicado, sobre todo porque cuando ya
tenía más o menos cogida la canción, al ponerte en el otro lado es un poco
extraño, ya que vas un poco como intentando ir al lado contrario del que tienes
que tocar y era más fácil equivocarse. Pero está bien hacer estas cosas, ya que
en una clase hay muchas oportunidades de realizar la enseñanza en espejo y es
bueno practicarlo.
Para desconectar un poco del xilófono, luego el profesor
nos estuvo enseñando como se abría y cerraba un atril. Ya que en los colegios
muchas veces no saben hacerlo y acaban tardando mucho y necesitando ayuda. Que fue
lo que paso en clase. Lo primero es ir abriendo las patas y estirando la altura
del atril, y ya por último abrir donde se colocan las partituras. Para abrir
esta hay que llevar los palos más largos hacia arriba y ya se puede abrir
fácilmente.
Continuamos tocando otra vez el xilófono, pero en esta
ocasión tocando la canción de “El
Exorcista”. Las notas son: DO, RE, SI, DO, LA, SI, SOL, LA. Mientras que la mano izquierda toca siempre
la nota MI.
Debo reconocer que esta canción me costó mucho, ya que me hacía
un lío con las notas, hasta que al final fui consiguiendo tocarla.
Después el profesor sugirió que si fuéramos a tocar esta
pieza con cuatro niños, cómo lo haríamos. Habría que repartir voces a cada
niño, es decir, asignar a cada niño unas notas, en lugar de todas. Se hizo un
ejemplo con una compañera y quedaba bastante bien.
Al acabar la clase terminamos tocando todos la canción de
“El Exorcista”.
Con esto podemos trabajar:
- La lateralidad.
- La psicomotricidad.
- El tronco superior.
- La coordinación.
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